29/5/09

El liderazgo es como la belleza

 “En cierto modo, el liderazgo es como la belleza: difícil de definir pero fácil de reconocer si uno lo ve”






“Aunque conocemos mucho sobre nuestros líderes, conocemos muy poco sobre el liderazgo... El liderazgo es uno de los fenómenos más observados y menos comprendidos de la tierra”



Poder. El poder es una clara fuente de influencia. Es clásica la distinción entre poder del cargo y poder personal (o entre poder y autoridad). El poder del cargo es aquél derivado de la posición que se ocupa en la organización. La posición lleva asociados estatus, roles, responsabilidades, y recursos que gestionar, todo lo cual otorga poder. El poder personal (autoridad), sin embargo, procede de las cualidades intrínsecas de las personas y de su modo de relacionarse. El liderazgo es poder en ambos sentidos, aunque tiene que ver especialmente con el poder personal, ya que trasciende lo que es la posición jerárquica. La palabra poder suele tener connotaciones negativas, puesto que se identifica con explotación y manipulación de los otros. Por esta razón, en muchas organizaciones se ha menospreciado el tema del poder, que es esencial para el liderazgo. No se trata sólo de ejercer poder, sino que se debe prestar atención a las necesidades y inspiraciones mutuas - del líder y de los colaboradores.


Influencia. Tal y como hemos mencionado, el liderazgo es un proceso de influencia. Es raro el autor que no señala este rasgo, aunque con diferentes matices.
Podríamos definir la influencia como la capacidad de producir en los otros ciertos efectos y de conseguir que se muevan en la dirección deseada.



Objetivos. El liderazgo va unido a la consecución de objetivos. En la historia de las organizaciones humanas, y en especial de las empresariales, habitualmente se ha dado una clara lucha y oposición entre los objetivos de dichas organizaciones y los de las personas que las componen. Hoy día este hecho está cambiando. 
El presente y el futuro del liderazgo empresarial pasan por la formulación y consecución de los objetivos de todas las partes implicadas en la organización. El trabajador ya no puede ser un mero fin para lograr los objetivos de la empresa, debe poder desarrollarse personalmente a través de su trabajo.

Valores. Cuando hablamos de liderazgo es imposible eludir el tema de los valores.
Si, como acabamos de decir, el liderazgo va unido a la consecución de objetivos, al uso del poder, al ejercicio de influencia, no podemos olvidar que en todo ello hay implícitos valores, que, además se jerarquizan y se dan prioridad a unos sobre otros - de forma explícita o implícita. En este sentido diríamos que el liderazgo es clave en la creación y transmisión de valores.



Influencia personal. La ‘mística del management’ es la negación de la influencia personal. Hay muchas formas de influencia: entre iguales, entre distintos,... El líder suscita emociones positivas, tiene capacidad de influir sobre las creencias y los comportamientos de sus seguidores. Se dice de él que tiene carisma. El
carisma es ambivalente. Puede crear dependencia, pero cuando se pone al servicio de una buena finalidad es positivo. La influencia personal es liderazgo, no cuando sirve sin más para aumentar el ego del líder disminuyendo el de sus seguidores, pero sí cuando promueve el crecimiento de los seguidores y la
prosperidad de la empresa.

Dimensión moral. Para evitar los peligros de la manipulación acude a la dimensión ética del liderazgo. Hoy se habla mucho de ética, en parte debido al aumento de fraudes y corrupciones. Se está extendiendo la tendencia de la alta dirección a negar sistemáticamente su responsabilidad. La culpa siempre está en
escalones inferiores. Esta denegación de responsabilidad vicia la noción misma de liderazgo.






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